Tipografía: El punto de encuentro entre todas las disciplinas de diseño
Pedro Medina Leandry, Pedroglifos | Animador y Tipógrafo
A menos que estés viviendo completamente enajenado de espacios urbanizados, probablemente estés rodeado de «letras». Están presentes en letreros, empaques, libros, herramientas, el internet, y hasta en el propio dinero. Generalmente, las conocemos cuando aprendemos a leer y escribir, y a partir de ahí las consumimos todos los días para obtener información. Por siglos, estos «signos gráficos» que hoy llamamos letras, han ayudado a la humanidad a preservar conocimiento. ¡Así como lo lees!, la escritura es una forma de «comprimir» y «preservar» el pensamiento. Con el uso de la lectura y lenguaje, aprendemos a descifrar o leer estos paquetes de información —decodificando el «mensaje». No obstante, por más expuesto que estés a mensajes escritos, el concepto de «tipografía» solo llega a quienes persiguen las industrias que las utilizan como recurso comunicativo a diario. La imprenta, el diseño gráfico, arquitectura, cine, videojuegos, publicidad, desarrollo web, y un largo etcétera de disciplinas, son solo algunas de estas.
En mi caso, conocí el término por primera vez en una clase de Diseño Publicitario. Allí aprendí que Tipografía es el arte y la técnica que se emplea en el manejo y selección de tipografías adecuadas para la intención y mensaje de cada proyecto. Sin embargo, la enseñanza de esta práctica se limitó al aspecto técnico del asunto: diseñar un alfabeto manualmente, y crear composiciones tipográficas para diversas aplicaciones. Por desgracia, la historia de la tipografía y cómo se origina esta disciplina no fue parte del currículo. No fue hasta que 15 años después, cuando me interesé por el arte de diseñar mis propias «fuentes tipográficas», que comencé a comprender que la tipografía es un punto de encuentro entre todas las disciplinas de diseño. Pero antes de adentrarnos en las reflexiones que me interesa «preservar» en este blog, quisiera brindar un poco de contexto histórico para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de estudiarlo en la «academia tradicional» o como yo, pertenecen al bando de las «nuevas escuelas» —autodidactas y estudiantes digitales.
Pasado: Origen de la Tipografía
En el 440 AC, ya los romanos tenían sellos de arcilla para imprimir textos e imágenes, y entre 1041 y 1048, Bi Sheng había inventado la primera imprenta de «tipos móviles». Tallaba cuidadosamente los caracteres chinos sobre piezas de porcelana, y luego los ordenaba, aplicaba tinta, y los presionaba contra papel de arroz para transferir escrituras. Un par de siglos después, hacia el 1450, el inventor alemán, Johannes Gutenberg, ideó lo que se conoce como la «imprenta moderna». Estoy hablando de una inovación tecnológica que permitió que aquellos procesos artesanales de los chinos y los romanos se tornaran menos arduos y más eficientes. Gutenberg diseñó un proceso de manufactura con moldes de acero, vertiendo en ellos una aleación de plomo y antimonio, resultando en pequeños bloquesitos con letras y signos en relieve denominados «tipos». Al igual que sus antecesores, estos se ordenaban, entintaban y presionaban para imprimir textos sobre papel. Antes de esto, se utilizaba el «tallado», y «el manuscrito» como las técnicas por excelencia de preservación del conocimiento a través de los copistas y los escribas.
Eventualmente, las tecnologías y los procesos de manufactura de «tipos» continuó avanzando hasta desarrollarse la industria de la imprenta, las casas editoriales, y los manufactureros de tipografías conocidos como «foundries» (fundidores de tipos). A partir de aquí surge el término «tipógrafo», y con él los exponentes que contribuyeron a la evolución de este arte. Algunos de estos fueron:
Francesco Griffo (1490) creador de las primeras tipografías griegas humanistas.
Firmin Didot (1764) y Giambattista Bodoni (1740), padres de las serifas modernas y creadores de las reconocidas «Didot» y «Bodoni» respectivamente.
William Caslon (1780) quien fundó la primera fundidora en Inglaterra y cuya tipografía «Caslon» se estableció como el estándar del estilo tipográfico Inglés.
Aunque en aquellos tiempos las mujeres no podían desempeñarse como autoras de tipografías, es importante destacar que la creación de estas no eran la labor de un solo diseñador, sino un trabajo de manufactura que involucraba una serie de procesos llevados a cabo por múltiples personas. En muchas ocasiones, manufactureros de tipografías empleaban mujeres en «oficinas de dibujo de tipos» cuyas aportaciones y largas jornadas de trabajo terminaban siendo acreditadas a hombres. Entre ellas podemos destacar a:
Elisabeth Schüssler, quien aunque no estuvo involucrada directamente en el diseño tipográfico, sí logró mantener a flote exitosamente el negocio de imprenta de su difunto esposo.
Dora Laing, quien dirigía la sección de dibujo de Monotype Type Drawing Office
Patricia Saunnders, quien contribuyó en la creación de «Arial» y otras fuentes de Monotype.
Aprovecho y abro un paréntesis espaciotemporal para comentar que la prevalencia de la mujer en la tipografía ha mejorado, y te invito a escuchar el playlist especial del Mes de la Mujer en nuestro podcast. En esta mini serie, Layshi Curbelo se dio a la tarea de entrevistar tipógrafas de la actualidad. Cierro paréntesis y regresamos a nuestro viaje al pasado, acercándonos al siglo 1887.
Los avances de la imprenta continuaron con la llegada de nuevas tecnologías como las máquinas de Mergenthaler Linotype Company, y Lanston Monotype Machine Company. Ambas incorporation nuevos métodos para mejorar la eficiencia de impresión. No obstante, el proceso de impresión seguía siendo uno costoso y laborioso ya que ambas tecnologías requerían la fundición de tipos en altas temperaturas. ¡Imagínate tener que acomodar planchas de texto, letra por letra! Además, con este método también era necesario tener los tipos en una variedad de tamaños para poder componer títulos, subtítulos y cuerpos. Tenía que haber una manera más eficiente, y lo había, pero venía a un paso lento de desarrollo. Hacia el 1866 ya el ingeniero húngaro Eugene Porzolt había inventado la primera máquina de «fotocomposición». Pero no fue hasta el año 1950 que se hizo disponible comercialmente este nuevo método, impulsando la tipografía al próximo nivel.
Con esta nueva técnica, ya no era necesario tener cada letra en distintos tamaños. Funcionaba como un proyector de luz, donde una diapositiva en forma de disco con la fuente tipográfica se colocaba entre un rayo de luz y un lente. De esta manera, las letras quedaban proyectadas en un papel fotográfico listo para ser transferido a su medio final. La revolución más grande de este invento era la posibilidad de aumentar o disminuir el tamaño de las letras con tan solo cambiar el tipo de lente. ¡De seguro ver semejante máquina en aquella época le volaba los sesos a cualquiera! Y por supuesto, esta tecnología nueva inspiró el diseño de tipografías que tomaron ventaja de sus capacidades y tomando en cuenta sus limitaciones. Entre ellas se encuentran:
«Helvetica» de Max Miedinger, reconocida por su versatilidad y neutralidad.
«Univers» de Adrian Frutiger
«Optima» de Hermann Zapf, combinando elementos serif y sans serif y «Zapfino» en colaboración con su esposa Gudrun Zapf von Hesse.
«Futura» de Paul Renner, la cual fue diseñada previo a la invención de la fotocomposición pero se volvió muy popular durante ese periodo por su construcción geométrica.
A los que le pareciera que el mundo de la tipografía estaba evolucionando demasiado rápido, no habrían imaginado que este era solo el comienzo de una aceleración todavía más agresiva. Lento pero seguro, la comercialización de la computadora personal y sobre todo las interfaces gráficas llegaron para quedarse con todo. Los manufactureros de tipografías se vieron en la obligación de trasladar sus diseños del plano análogo al digital como mecanismo de sobrevivencia. Empresas de tecnología como Adobe Systems, Microsoft y Apple contribuyeron grandemente a esta transición digital de la tipografía, creando los primeros formatos de fuentes digitales, y ofreciendo soporte a los primeros sistemas operativos y navegadores de internet. Hacia los años 1980 y 1990 ya no era una preocupación «cuánto texto podemos imprimir en una página con fin de ahorrar papel y tinta», sino «cómo diseñar una fuente para que sea legible en pantallas de baja resolución» como lo era el Game Boy, y las máquinas de juego de arcada. Así, nos adentramos al presente. Un mundo donde le seguimos llamando «tipos» a las «fuentes» vectoriales, y «fundidores de tipos» a los estudios de diseño dedicados a la fabricación de los mismos.
Presente y Futuro: Más posibilidades, Nuevos Retos
Actualmente, la tipografía sigue siendo un recurso de comunicación indispensable en toda disciplina de diseño. La única y gran diferencia es que su construcción ya no está limitada por el plano físico. Más que nunca, las fuentes son una herramienta dinámica y multimedio, presente en pantallas digitales, con movimiento, 3D, espacios virtuales e interactivos. Pasamos de tener un solo software de diseño de tipografía llamado Fontographer, a tener una decena de programas disponibles, como FontForge, Glyphs y Robofont. Ahora cualquiera que tenga esa chispa de curiosidad y dotes de letrista puede crear su propia fuente tipográfica. Hemos llegado al punto donde What Font Is ha indexado 1,097,792 fuentes tipográficas a través de toda la internet. Sí, esto es increíble pero también invita a la reflexión: ¿Cuánto más espacio hay para tipografías nuevas? ¿En qué se están enfocando los tipógrafos de hoy? Veamos los puntos más importantes que conciernen a los foundries contemporáneos.
Expresión y Experimentación
Más allá de la funcionalidad lingüística, hoy se emplea la creatividad para crear metáforas visuales y deliberadamente provocar la respuesta social-emocional del lector. En un mundo saturado de imágenes, productos y compañías compitiendo por la atención de las personas, las marcas y los artistas están cada vez más dispuestos a explorar estéticas radicales que les permitan crear expresiones únicas. La industria de la música, entretenimiento, artes gráficas, la moda, el cine independiente, y la publicidad han impulsado tendencias sumamente experimentales en busca de cautivar a la audiencia con imágenes impactantes. Por lo general, la tipografía experimental implica el uso de texturas, trazos ilegibles, y efectos dinámicos. Algunos foundries destacados por sus fuentes experimentales son:
Alta Personalización y Variabilidad
Los avances en formatos de fonts han permitido que las tipografías de hoy no solo sirvan para presentar textos, sino que permiten a sus usuarios personalizar las fuentes para que se adapten a sus necesidades y preferencias. Muchas fuentes de hoy incluyen múltiples versiones alternas de sus caracteres, opciones de ornamentación, y comportamientos contextuales, en donde cada glifo cambia según su posición en la palabra o en relación a otros glifos. Además, con el nuevo formato de «fuentes variables», los usuarios pueden alterar la apariencia de la tipografía de formas nunca antes vistas. Dos diseñadores pudieran utilizar una misma fuente y tener productos creativos totalmente distintos. También tenemos el concepto de «fuentes modulares», que se personalizan a través de sets o capas, y «fuentes cromáticas» que permiten aplicar más de un color a un mismo carácter. Un ejemplo inesperado del uso de este último tipo de fuente son los emojis que usamos a diario para comunicar nuestras emociones a través de texto. ¡Sí! Los emojis son un font cromático. Aquí cinco fuentes que podemos destacar:
Kablamo (de Vectrotype) —una fuente altamente personalizable y juguetona
Plakato (de Underware) —fuente modular a base de capas de estilos
Selfie (de Sproviero) —una fuente donde cada glifo tiene múltiples opciones ornamentales
Transforma (de FontFabric) —utiliza las capacidades contextuales y de glifos alternos para crear un sentido dinámico y lúdico
Nabla (de Typearture) —un ejemplo hermoso de las capacidades de una fuente cromática
Representación Cultural y Diversidad
Si te ha pasado que descargaste un font y cuando intentas escribir la letra «ñ», lo que recibes es un bloque así «⍰» haz sido víctima de la falta de representación lingüística y cultural que afecta el mundo tipográfico. Y aunque parece un problema sencillo para el idioma español, no lo es para otros idiomas, y más aún para comunidades indígenas. Aunque este tema amerita un blog en sí mismo, me gustaría abordar a grandes rasgos la relevancia de este reto multilingüístico ya que es una de las preocupaciones de algunos tipógrafos de hoy. Podemos comenzar por lo sencillo: es una realidad que de los 1 millón de fonts que existen en la actualidad, solo hay unos pocos que cubren la mayoría de los lenguajes del mundo. Cuando se trata de lenguajes que utilizan el alfabeto latino, la mayoría hace su trabajo adecuadamente. Pero cuando se trata de sistemas de escritura como el cirílico, griego, y los asiáticos, las opciones de fuentes tipográficas son sumamente limitadas. Por lo tanto, uno de los esfuerzos que se está impulsando es la creación de fuentes con mayor soporte linguístico. Esto, precisamente ha sido uno de los enfoques de mi trabajo tipográfico en Pedroglifos, donde me he dedicado a aprender el sistema cirílico, implementándolo en la mayoría de mis fuentes —y eventualmente todas. Sin embargo, el reto más importante tiene que ver con dar soporte a lenguas indígenas. Para lograrlo, no solo es necesario estudiar esos sistemas de escritura, sino que en ocasiones no tienen uno. Muchas de estas lenguas solo existen en forma oral. Entonces, como mencioné al principio de este escrito, sin escritura no hay preservación de conocimiento. Y no solo eso, sino que estas comunidades indígenas han quedado excluídas de los avances en comunicación digital e imprenta. Resolver la complejidad de este asunto requiere todo un movimiento linguístico-tipográfico. Algunos proyectos destacados en esta área son:
Noto (de Google) —una fuente diseñada para representar todas las lenguas del mundo en un estilo consistente
Rosetta Type Foundry —foundry dedicado a atender la necesidad de tipografía global
The Syllabic Project (de Typotheque) —un proyecto hermoso donde se desarrollaron fuentes para revitalizar y proteger las lenguas indígenas-norteamericanas.
Espero que este escrito haya servido para ver el diseño y la tipografía como un instrumento fundamental en la cultura, los cuales continuarán reinventando y transformando con el pasar del tiempo y la tecnología.
Meet the Author |Pedro Medina Leandry | Type Designer
Pedro Medina es un diseñador de tipos y animador puertorriqueño autodidacta, centrado en la tipografía expresiva multilingüe para diseño de identidades. Lanzó su estudio de tipografía, Pedroglifos, en el 2020, fusionando su trasfondo artístico y mentalidad estratégica. Entre sus fuentes más populares se encuentran Sato, Deliria y Zorzal.