4 Perspectivas Tipográficas: Mi Experiencia en Typographics ‘25
Cuando comencé mi aventura tipográfica en el 2020, los recursos educativos que tenía a mi disposición eran limitados. Pero para un buen autodidacta como yo, cualquier peldaño de conocimiento es suficiente para comenzar a edificar una práctica. Durante los primers dos años, diseñar fuentes era un asunto de experimentación, pasar horas en el foro de Glyphs, y leer artículos que me ayudaran a resolver aspectos técnicos como los retos que se enfrenta cualquier novato al dibujar una ampersand. Luego, empecé a seguir a aquellos tipógrafos que se tomaban el tiempo de compartir sus procesos y conocimientos de manera autogestionada y libre de instituciones. Descargué sus panfletos digitales como el de James Edmonson de Oh No Type y el de Matthieu Salvaggio de Blaze Type, los cuáles me ayudaron muchísimo a entender el ilusorio arte de diseñar alfabetos. También complementé mi conocimiento en YouTube —y así fue que encontré algo valioso que no tenía ni la más mínima sospecha de su existencia, ¡conferencias de tipografía! Sí, tal cosa existe, y muchas de estas charlas están grabadas.
Todavía recuerdo la primera que vi una poderosa charla por John Maeda, actual vicepresidente de diseño e inteligencia artificial de Microsoft. En su charla presentó un concepto que me voló la cabeza: un font debe ser lanzado de la misma manera que se lanza una red social —imperfecta —y con el tiempo y el feedback de los usuarios se van implementando actualizaciones hasta llevar el producto al próximo nivel. Fue en ese instante que supe que algún día tenía que ir a una de estas conferencias en persona. Eventualmente, y para mi sorpresa, descubrí que existen varias de ellas, unas más nuevas que otras. Entre las más destacadas se encuentran las organizadas por ATypeI (Association Typographique Internationale por sus siglas en francés), TypeCon (Washington), Diatipo (Brazil), Letrástica (México) y Typographics (New York). Cuatro años después, y con el impulso de un grupo de colegas entusiasta de la tipografía, nos dimos la oportunidad de ir a esta última.
Las expectativas estaban altas, y fueron superadas. Estar rodeado de personas apasionadas y type nerds fue una experiencia sumamente inspiradora. Por coincidencia o curaduría, una tras otras, cada charla construía y aportaba sobre la anterior creando un gran hilo conductor a través de toda la conferencia. Nos abrió el paso a nuevos caminos tipográficos, nos mostró el increíble trabajo de grandes estudios de diseño, y sobre todo nos hizo parte de las conversaciones relevantes para esta industria. Al final, me he quedado con nuevos conceptos, ideas, y mucha energía creativa para seguir «metiéndole» a esto de diseñar fonts. Nace de mí querer compartir cuatro perspectivas que me llevé de esta enriquecedora experiencia, porque es la manera en la que yo puedo contribuir al espacio educativo para los autodidactas del universo tipográfico. Cada punto que presentaré es parte de las charlas que más me impactaron, y las reflexiones que hice sobre los conceptos abordados por sus exponentes. ¿`Tamos ready?
Las Cosas como fuente de valor: un acercamiento al proceso creativo
Posiblemente para un tipógrafo, diseñador o simplemente una persona creativa, la charla de Zoë Pulley fue una de las más constructivas. Zoë nos compartió lo que entendí como una manera de abordar los procesos creativos, y estoy seguro que se puede traducir a muchas otras disciplinas. Para esta diseñadora, todos los objetos, o sea, todas las cosas —tanto físicas como no físicas— tienen valor. Estos artefactos que muchas veces se encuentran olvidados en nuestras gavetas, en el clóset, o tirados en alguna parte de nuestro hogar, ocultan una fuente de inspiración y conocimiento. En su caso particular, su proceso gira al rededor de la historia negra que se esconde en los objetos de la cultura afrodescendiente: desde un peine para el cabello, hasta los bordados en la ropa de su abuela. Insiste en que cuando nos sentamos a escuchar lo que nos tienen que decir las cosas que nos rodean, podemos dar comienzo al acto de la creación. Su proceso tiene tres partes, las cuáles podemos aplicar a nuestra práctica de diseño: La Llamada, La Traducción y La Respuesta.
📞 La Llamada
Este paso supone que hemos encontrado ese objeto sobre el cuál vamos a despuntar nuestro proyecto. Puede ser desde una archivo, un artefacto cualquiera, memorias... Tal y como ella lo sugiere, solo hace falta abrir esa gaveta que tenemos en casa, con las mil cosas que no tienen valor suficiente para estar en otra parte, pero tampoco insuficiente como para tirarlas a la basura.
📖 La Traducción
Una vez tenemos nuestro objeto, lo siguiente es escuchar. Posiblemente nos hagamos preguntas claves para despertar esa conversación: ¿De dónde viene este objeto? ¿Cómo llegó aquí? ¿Dónde lo fabricaron? ¿De qué material está hecho? Una pregunta nos llevará a otra, desencadenando la curiosidad genuina por el artefacto. En el camino encontrarás particularidades que te harán reaccionar.
🟰 La Respuesta
Aquí se emplea el acto de la creación. Este último paso es precisamente nuestra reacción a lo aprendido del objeto. Tal vez nos llevó a explorar con un nuevo material, o a inpirarnos en el país donde fue fabricado. También pudiera remontarnos al período histórico donde fue ingeniado, o a una memoria personal con el objeto. Comoquiera que sea, procesar la información y utilizarla como punto de partida para un proyecto es el objetivo de este último paso.
Lo más que me encantó de todo este proceso es su simpleza. Es casi como una síntesis del Hero’s Journey —una estructura utilizada para contar historias— pero aplicado al diseño. Zoë propone que busquemos ese objeto y nos preguntemos cómo se conecta a la tipografía. Si quieres ver cómo ella utiliza esta estructura en su proceso creativo, te invito a visitar su website.
Tipografía como vehículo ideológico: cultura, raza y estereotipos
Aunque ya venía reflexionando sobre este tema, me pareció interesante escuchar a otros diseñadores y tipógrafos cuestionar el lado oscuro de la tipografía. Por un lado, la historia de la humanidad no sería lo que es hoy sino fuese por la invención de la escritura. No obstante, de todos los sistemas de escritura, hoy tenemos solo unos pocos que dominan el mundo. Mientras lees esto, estás percibiendo el alfabeto romano, el más utilizado por la mayor cantidad de lenguas e idiomas del mundo. Sin embargo, este hecho trae consigo una verdad oscura: muchos idiomas utilizan el alfabeto romano, porque este fue impuesto hace muchos años con la expansión de aquél imperio religioso que acaparó a casi toda Europa. Los romanos se encargaron de destruir todo otro sistema de escritura que encontraran a su paso para sustituirlo por el de ellos. Esto no solo es un acto de colonización lingüística, sino también ideológica. Cambiar el sistema de escritura de un idioma implica la institucionalización del pensamiento del opresor, y la destrucción de los saberes originarios de otros pueblos. Cuando una generación pierde contacto con su sistema de escritura original, pierde contacto con sus ancestros, su cultura y sus tradiciones.
Hoy por hoy, todavía estos actos de colonización se siguen perpetuando a través de instituciones como SIL (Summer Institution of Linguistics por sus siglas en inglés). Esta institución internacional parece benéfica a primera instancia. Son los creadores de la licencia SIL utilizada en tipografías open source o libres, con la cual es posible distribuir una fuente de manera gratuita. Además, abierta a que otros tomen los archivos originales para crear sus propios trabajos derivados. Son los creadores de muchas fuentes gratuitas con capacidad lingüística accesible. Sin embargo, tal y como lo expusieron en su charla Christina Janus y Desmond Wong de Authentic: la tipografía es un caballo de troya ideológico. Sucede que, en el fondo, este instituto se dedica a cristianizar pueblos indígenas en diversas partes del mundo con el pretexto de viabilizar y preservar idiomas. La manera en la que lo hacen es romanizando lenguajes sin sistemas de escritura bien documentados para empujar una agenda cristiana y evangelizar dichos pueblos a través de estudios bíblicos. Yikes!
Por otro lado, Chris Lee cuestionó en su charla los estereotipos presentes en las tipografías que suponen reflejar culturas asiáticas. ¿Cómo se supone que deba verse una fuente del este asiático? Una búsqueda sencilla en internet te mostrará una serie de fuentes catalogadas como «chop suey», ya sabes, las que tienen aires de palitos chinos, trazos con textura de pincel, y las que imitan carácteres chinos o japoneses. Chris argumenta que este imaginario tipográfico es en el fondo, un estereotipo perpetuado por los estadounidenses. En su investigación nos muestra incluso cómo estos estereotipos son, con o sin intensión, influenciados por un sentimiento antichino y antiasiántico. Sí, la tipografía puede ser racista, y colonizadora. ¿Qué se puede hacer, entonces, como tipógrafo consciente de esta realidad? Aquí entran los proyectos que aunque no fueron mostrados en Typographics, pude atarlos a estas charlas como la antítesis de este lado oscuro. Se trata de proyectos que hacen todo lo contrario: revitarlizar lenguas originarias ayudando a crear sistemas de escritura con y desde los pueblos originarios. Sistemas que responden a sus bases culturales, y que se informan directamente de los artefactos y símbolos de estas comunidades marginadas. Para ver proyectos como estos, recomiendo darle una visita al proyecto de Typotheque: Indigenous North American Type.
Aunque esta perspectiva tiene un sabor amargo, la considero una tremenda reflexión que se extiende a mi condición como puertorriqueño, y me impulsa a no limitar mis tipografías al alfabeto romano. Explorar otros sistemas de escritura debería estar en la lista de todo tipógrafo que le interese crear fuentes de una manera consciente.
La tipografía queer no existe: solo existe una serie de actos que resisten definición social y capitalista
Con una mirada que niega toda posibilidad de estereotipo, tenemos la perspectiva queer. Ya había hecho el ejercicio de buscar tipografías inherentemente «queer», y con lo que me topé fue un excelente ensayo de Paul Soulellis: What is Queer Typography? En su escrito argumenta que tal cosa como tipografía queer no existe, sino un movimiento que resiste cualquier intento de definición. Nos explica que, lo cuir o queer es una subcultura influenciada por el underground y lo punk —comunidades marginadas que rechazan el paradigma establecido por la sociedad en poder. Estas expresiones se manifiestan en todo tipo de medio, desde la forma de vestir, la música, el arte, y la tipografía. En la charla de Kyle Letendre, quien subió al escenario de Typographics en su alterego drag-andrógino llamado Tomboy, reflexionó sobre lo queer como verbo.
Históricamente la comunicación de estas comunidades que se desvían de la norma, ha tendio que ser subversiva, escondida en plena vista y amparada a lenguajes y símbolos clandestinos. Kyle reflexiona sobre cómo estas representaciones han surgido a la superficie mainstream y recibido respuesta negativa por parte de grupos conservadores, lo que lo lleva a cuestionar: ¿cómo podemos usar lo queer como un agente activo y transformador en un mundo hostil? Y sobre el tema que nos interesa: ¿cómo algo tan binario como la tipografía puede priorizar la expresión individual? Mientras el mundo corporativo reduce y condensa las expresiones de la comunidad LGTBQIA+ a símbolos trillados como el arcoiris, lo verdaderamente queer expande y amplifica en contra de lo artificialmente generado.
En su propuesta de diseño, Kyle utiliza tres conceptos básicos para mantener la presencia queer en su trabajo como diseñador, letrista y tipógrafo. El elemento positivo, el negativo, y el activado. Tradicionalmente, lo positivo y lo negativo son dos aspectos básicos del diseño. La forma que se exhibe (la positiva), y la que se forma en el espacio vacío (la negativa). Un binario que representa lo establecido y lo impuesto. Estos dos conceptos no deben ser nuevos para un diseñador. Así que nuestro concepto de interés estriba en el aspecto «activado» que propone Kyle. Este elemento debe romper, subvertir lo familiar, incluir al otro, y amplificar la autoexploración. Lo utiliza como un recurso expresivo que le permite insertar autenticidad e inclusión a sus proyectos haciendo todo lo que no debería hacer. Esto implica poner la legibilidad de la tipografía a un segundo plano en favor a la expresión.
Personalmente, como persona de la comunidad queer, su charla fue una de las más conmovedoras para mí. Ser queer implica estar en desacuerdo con muchas de las cosas que nos rodean, y su manera de proyectar sus reflexiones existenciales en su trabajo me inspiraron grandemente. Me provoca mirar la tipografía como un vehículo para confrontar y desafiar los estándares que a diario aceptamos como norma. Veo también lo queer como una antítesis a la perspectiva colonizadora de la tipografía presentada en el punto anterior. Entender lo queer como una forma de re-significar mi aportación como diseñador, me inspira a resistir la mercantilización del arcoiris corporativo.
La Mentalidad del Tipógrafo: y cómo puede informar al diseñador gráfico tradicional
Como diseñador gráfico, y ahora tipógrafo, la charla de Sanchit Sawaria resonó con la etapa en la que me encuentro en este momento de mi vida. Sanchit, diseñador generalista y director de arte, compartió su reflexión sobre cómo estudiar tipografía cambió su perspectiva como diseñador gráfico. Aunque son campos de diseño interconectados, la mentalidad con la que se practica cada disciplina difiere en muchos aspectos, y en ocasiones se contradicen. Al igual que Sanchit, me encuentro en un momento de mi carrera donde lo que aprendo como tipógrafo de una manera u otra se extiende a mi faceta de diseñador de marcas. Para ponerlo de forma de sencilla, comparto los cuatro puntos con los que él dividió su charla:
Honra tus fuentes (sources)
Concuerdo con él cuando dice que los diseñadores gráficos no estamos acostumbrados a revelar abiertamente el origen de nuestras inspiraciones. A través del tiempo, los diseñadores nos hemos tenido que posicionar como los más vanguardistas, innovadores, los que constantemente estamos implementando nuevas tecnologías y tendencias en nuestras prácticas. Nos enseñan a mirar hacia el futuro para mantenernos relevantes. Sin embargo, para el tipógrafo es todo lo contrario. Mirar al pasado es un aspecto clave de esta práctica, al punto que diseñar una tipografía revival (que resucita un trabajo antiguo) es altamente celebrado. Cuando uno lee la descripción de una fuente tipográfica, encontrará citas, referencias contundentes y aspectos directamente derivativos del trabajo de algún maestro tipógrafo de siglos pasados. Sanchit propone romper con la hegemonía de autoridad individualista a cambio de una mentalidad más colaborativa.
Comprométete
Diseñar una fuente implica estar largas jornadas de trabajo para ver el progreso acumularse lenta y pausadamente. Mientras el diseñador gráfico tiene la presión de ser veloz y obtener resultados efectivos de manera eficiente, el tipógrafo tiene que comprometerse a la inmersión total. Una vez ya ha comenzado, no puede simplemente dar para atrás y comenzar una idea nueva. ¡Es demasiado trabajo! Por esta razón, el tipógrafo está en constante cuestionamiento. Cada paso que da, cada línea que traza, debe ser contrastada y comparada contra el resto de las letras. Está en una constante búsqueda para lograr que su idea funcione, y no comienza a trabajar de lleno hasta que su idea esté bien formulada. Esta práctica se puede traducir al diseño gráfico. Cómo las fotos, los colores, las formas y las tipografías que utilizamos responden a nuestra idea, y cómo cada aspecto que se incluye debe armonizar con el resto del sistema. En palabras de Sanchit: “Cuestiona para crear, crea para cuestionar”. Y cuando encuentres tu idea, comprométete a llevarla hasta el final. Utiliza todos los elementos de tu proyecto como un sistema congruente.
Extremiza
Según Sanchit, cada trabajo visual tiene un momento óptimo de balance. Con este punto pienso en dos cosas. Primero, ambos, el diseñador gráfico y el tipógrafo se ocupan de encontrar ese balance. Pero la manera en la que lo hacen es distinta. Mientras el diseñador gráfico busca la armonía entre todos los elementos en cada momento dado, el tipógrafo busca la armonía en cada elemento de manera que no importa las combinaciones de letras que tengas, siempre tendrás balance. Segundo, para un tipógrafo, es necesario empujar estos extremos para que una tipografía se sienta especial y con su propia voz. De lo contario, todas las fuentes quedarían iguales. Entiendo que lo que propone es precisamente encontrar ese punto medio donde empujas los extremos para encontrar tu voz, al mismo tiempo que conservas el balance visual de tu trabajo.
Edita
Todo gran proyecto de diseño es colaborativo. Todo gran proyecto de diseño tiene una gran edición. Escuchar el feedback de tu cliente, de lo que la gente piensa o siente al ver el trabajo, es necesario para lograr que el trabajo alcance su próximo nivel. El tipógrafo está acostumbrado a hacer pruebas de legibilidad y de regresar a su proyecto una y otra vez. Lo que importa no es el producto inicial sino lo que se puede lograr cuando se hace bien la parte de editar el producto final. Como diseñador gráfico, concuerdo que los proyectos de marca que han tenido mayor éxito han sido aquellos cuyo proceso incluyó más voces, más ojos, y más manos.
Conclusión
Los mejores diseñadores se nutren de las perspectivas diversas que adquieren a través de la lectura, los espacios colaborativos y los eventos que reúnen muchas voces. Cada persona, cada diseñador, trae consigo un bagaje histórico, cultural y personal, que se desborda y plasma sobre su trabajo. Darme la oportunidad de decir presente a un evento como Typographics me dio acceso a estas nuevas y otras perspectivas que tal vez nunca había considerado. Además de compartir las más relevantes para mí, lo que quiero es impulsar la conversación. Reflexionar: ¿qué perspectiva traigo yo a la mesa? ¿Cuál traes tú?
Meet the Author |Pedro Medina Leandry | Type Designer
Tipógrafo, animador, y entusiasta del lenguaje y la comunicación. Pedro tiene sobre 10 años de experiencia ayudando a marcas a solucionar retos de comunicación visual. ¿Quieres conocer más de Pedro? Ve a pedroglifos.com